La presbicia es un problema visual natural que generalmente aparece sobre los 45 años. Este fenómeno se traduce en dificultades para ver de cerca y para leer correctamente. Cuando se sufre de presbicia, es muy aconsejable llevar gafas con cristales progresivos.

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Cristales progresivos: una adaptación necesaria

Los cristales progresivos son la solución ideal para corregir la presbicia. Permiten asegurar una visión nítida y precisa a cualquier distancia. Sin embargo, los cristales progresivos implican un tiempo de adaptación necesario para el usuario.Si tienes que llevar cristales progresivos, el primer hábito automático que hay que adoptar es aprender a hacer movimientos ligeros con la cabeza más que con los ojos.

Nuestros consejos para adaptarse a los cristales progresivos

La adaptación ocurre por la necesidad de adoptar un nuevo modo de mirar. Para ver de lejos, debes mirar a la altura del cristal progresivo. Al contrario, si deseas ver de cerca, debes mirar hacia abajo. Por ejemplo, para mirar al suelo, debes bajar la cabeza, no la mirada. Entre los dos, hay una zona intermedia, en medio del cristal, que permite ver a media distancia y favorece el paso de la visión de lejos a la visión de cerca.
Sobre la periferia de los cristales se encuentran zonas llamadas «marginales», que pueden ser molestas al principio. Aconsejamos evitar mirar a los lados o subir la cabeza y mirar siempre justo delante con el fin de evitar toda sensación de vértigo que puede aparecer con los cristales progresivos.
A ciertos usuarios les lleva más tiempo acostumbrarse a los cristales progresivos mientras que otros lo superan muy fácilmente. Si al cabo de una semana experimentas dificultades para familiarizarte con estos cristales, consulta a tu óptico porque posiblemente es necesario un ajuste.